Vie 02 de Sep del 2016
El camino comienza con un estudio económico y laboral del comprador y continúa perfilando el presupuesto, la zona y la tipología del inmueble
Además de las incógnitas que plantea el mercado de la vivienda, el comprador siempre tiene que marcarse una hoja de ruta básica. Para cerrar una operación adecuada, debe analizar los parámetros personales, económicos e inmobiliarios que influyen en una decisión tan importante como la adquisición de casa.
Este camino comienza por estudiar si económica y laboralmente (tener un empleo estable) la compra es posible. Los expertos recomiendan ser realista, aspirar a una casa a medida de las posibilidades de cada uno. Por ejemplo, no vale con poder afrontar la entrada si después el esfuerzo económico supera el 33% del sueldo, porcentaje máximo de endeudamiento para todos los economistas.
Según los entendidos, uno de los primeros aspectos a dilucidar es el precio que puede pagarse, ya sea sin o con financiación ajena (con consulta obligada al banco). Hay que fijar el presupuesto a partir de los ahorros que se tienen, el salario y la hipoteca a la que podría accederse.
Una vez calculado el presupuesto, lo recomendable es no superarlo en ningún caso en más de un 5%. Otra fórmula , y que puede servir para fijar una cifra orientativa, es sumar el sueldo bruto de cuatro o cinco años. No debe olvidarse que el coste de la casa sube en torno a un 8% en una vivienda usada o un 12% si es nueva por los diferentes impuestos y gastos administrativos.
Cuando ya se sabe el presupuesto aproximado hay que centrarse en el lado inmobiliario. Empezando por la gran máxima, según los analistas: Location, location, location. Resulta fundamental para empezar la búsqueda establecer el dónde, la localización de la vivienda. Evidentemente, hay que tener los pies en el suelo y mirar en zonas acordes al presupuesto. Tras marcarse el enclave, el siguiente dilema pasa por decantarse por la tipología según las necesidades presentes o futuras:superficie, dormitorios, número de baños, zonas comunes, con o sin garaje, etc. En este punto, puede optarse por una casa para corto, medio o largo plazo, para toda la vida.
Tras perfilar el presupuesto, zona y tipología llega la búsqueda en sí, que puede hacerse en portales inmobiliarios, a pie de calle, en agencias o con la ayuda incluso de un personal shopper. Esta fase es la más larga y debe dar como fruto una selección de los inmuebles que más se aproximen al deseado. Hay que ser consciente de que la vivienda ideal no existe y más aún si hay limitaciones presupuestarias. Por ello, hay que elegir el que más requisitos cumpla y asegurarse de que está libre de cargas.
En cuanto al precio final, si se trata de una casa de segunda mano aún pueden pasarse ofertas a la baja. En vivienda nueva y en una buena zona no suele haber lugar al regateo. En esta negociación no debe tensarse la cuerda por el riesgo de perder el inmueble. Por último, y después de llegar a un acuerdo con el vendedor, lo aconsejable es confiar todo el papeleo de la transacción a un gestor.
Aunque no hay un periodo fijo para completar todo el periplo que conlleva la compra de una casa, los analistas fijan este plazo en varios meses.