Mar 28 de Feb del 2017
"Hay que estudiar muy bien el producto, comparar, analizar la rentabilidad y constatar que el inmueble tenga un potencial claro de revalorización"
Pedro, 65 años, casado en régimen de gananciales, empleado por cuenta ajena e inversor particular en vivienda tras adquirir un piso con el objetivo de alquilarlo (venía incluso con inquilino) en 2014. Cumpliendo una de las máximas de este perfil, él y su mujer lo pagaron al contado. Este asesor financiero forma parte de ese alto porcentaje (22% en 2016) de compradores de casa cuya gran motivación fue la rentabilidad.
"Siempre he pesando que, de ser posible, la cartera de inversiones de una economía doméstica debe incluir uno o varios inmuebles", responde al ser preguntado por el porqué de su operación. "Es decir", añade, "conviene tener activos líquidos y/o semilíquidos (depósitos bancarios, fondos de inversión, acciones, etc.) e inmobiliarios, como inversión mucho más líquida a más largo plazo". "Todo en un razonable equilibrio. Además, la falta de inversiones con poco riesgo y cierta rentabilidad y el ajuste del precio de los inmuebles fue determinante para dar el paso". Palabra de inversor.
"Pequeño inversor", puntualiza , que sólo tiene un piso con este fin. Él mismo identifica esta figura con todo propietario con un reducido número de inmuebles (de uno a cinco) "adquiridos para complementar la economía doméstica, con una gestión personal y con una potencial revalorización que permita su eventual venta en el futuro con cierto beneficio".
En su caso, recuerda cómo hace tres años compró un piso de 50 metros cuadrados en Madrid por 147.000 euros ("165.000 con IVA, escrituras, registro, etc.") y lo tiene alquilado por 800 euros mensuales. "La rentabilidad, descontados los recibos (comunidad, seguro, IBI, etc.), es del 4,7% anual sobre la inversión inicial", asegura.
Pedro no se considera un experto en estas lides, aunque admite tener cierta experiencia profesional. Sabía cuál era el mejor activo para depositar su dinero. "Tenía claro que quería un apartamento nuevo o seminuevo, con garaje, trastero, buenos servicios comunes (piscina, zonas deportivas, etc.) y vigilancia 24 horas. Busqué algo con una rentabilidad razonable y lo encontré", declara. Este inversor también tuvo muy presentes los riesgos: el impago y los desperfectos. "Por ahora", afirma aliviado, "en los tres años he tenido dos inquilinos y ningún problema de este tipo".
Por el momento, Pedro que está más que satisfecho con su inversión, descarta la venta del piso a corto y medio plazo. "Con la situación actual del mercado, veo difícil que se haya producido una revalorización en tres años que permita recuperar la inversión inicial más los gastos de compra y venta, que en España son francamente altos en comparación con otros países", indica.
Basándose en su experiencia, Pedro no duda en recomendar la compra de una vivienda para alquilar. "Siempre que una persona se lo pueda permitir y tenga otras inversiones más líquidas, sin duda", dice. "Eso sí", aconseja, "hay que estudiar muy bien el producto, comparar, analizar la rentabilidad y constatar que el inmueble tenga un potencial claro de revalorización".