Vie 22 de Jul del 2016
22 de julio de 2016. El método elimina las pérdidas que se producen durante un proyecto inmobiliario, obteniendo un producto mejor y más barato
El sector inmobiliario se encuentra en pleno proceso de transformación, avanzando en su particular empeño de convertirse en una industria moderna y eficiente, tratando de superar la imagen negativa que dejó tras de sí durante los años del boom y el posterior pinchazo de la burbuja. En esta línea, las empresas están trabajando en afinar todos los procesos, tanto corporativos como técnicos, que conlleva la promoción de viviendas. Y uno de los últimos conceptos que empiezan a incorporar en esta fase de transformación es el de Lean Construction. Una novedad que se abordará en el congreso de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), los días próximos días 5 y 6 de octubre.
Este término anglosajón puede traducirse en español como "construcción sin pérdidas", entendiendo por éstas las ineficiencias en la gestión de la mano de obra, de los materiales o de los residuos que conlleva la construcción de un proyecto residencial. Una pérdida que las estimaciones más conservadoras sitúan en torno al 35% del total. "Sólo una reducción del 50% de estas ineficiencias supondría una mejora en costes y plazos de entre el 15% y el 20%", explica Fernando Moliner, responsable de la Comisión Técnica de la patronal de promotores madrileños, Asprima.
Juan Felipe Pons, socio fundador de Think In Lean y, con toda probabilidad el mayor experto en Lean Construction de España, explica a ELMUNDO.es en qué consiste este sistema. Todo parte, explica Pons, del modelo Lean Production quepuso en marcha la marca de automóviles Toyota a finales de la II Guerra Mundial.
"Se trata de un modelo de negocio creado a fin de organizar y gestionar el desarrollo de un producto en menos espacio, con menos capital, en menos tiempo y con menos defectos, según los deseos precisos del cliente, comparado con el sistema previo de producción en masa", explica Pons. "El Lean Construction no es otra cosa que adaptar estos principios a la industria de la arquitectura, la ingeniería y la construcción", añade.
Según Pons, implantar este método en la promoción inmobiliaria supondría un cambio profundo en la forma tradicional de trabajar del sector y, especialmente, en la relación de cada uno de los actores que controlan el proceso. "Consistiría en alinear las expectativas del promotor, el constructor y el arquitecto durante todo el proceso, apostando por el trabajo en equipo y la participación temprana de todas las partes, estableciendo un contrato relacional entre ellas con una mejor gestión del riesgo", explica Pons.
¿Qué ventajas tendría para el comprador que las viviendas se construyeran con este método? Pons lo tiene claro: "Recibiría un producto mucho más ajustado a sus necesidades reales. Una casa mejor por el mismo precio o incluso menos". Moliner añade otras: "Se le entregaría un producto más sostenible, por la menor generación de residuos, con mejores prestaciones y menos mantenimiento". "En definitiva", añade, "un producto que cubriría mejor sus expectativas".
El problema, de momento, es su bajo grado de implantación en el sector. Pese a que según Pons, los promotores lo están acogiendo "con buenas expectativas y con un interés creciente", Moliner reconoce que, actualmente, "su presencia es casi irrelevante, salvo en procesos muy concretos de prefabricación de viviendas o de alguno de sus elementos". La clave para que vaya implantándose será, según Moliner, el efecto seductor "que produzcan los casos de éxito".